Tuesday, September 2, 2008

Una mirada sobre la carrera del jugador argentino del momento

Una mirada sobre la carrera del jugador argentino del momento

Alguna vez, dentro de unos cuantos años, estoy seguro de que me sentaré junto a mi hijo y le contaré la siguiente historia: "¿Sabés una cosa? A ese jugador que está levantando la copa en la tele, papá y mamá lo vieron llegar a la primera final profesional de su carrera"

Ese jugador se llama Juan Martín Del Potro. Y la historia tuvo lugar hace casi cuatro años. Juan llegó a México a jugar un Future de 10.000 dólares en mi club, el Berimbau. Su ranking era tan alto (943, me dice ahora el website de la ATP), que hasta tuvo que jugar la qualy. Y desde ese sábado, comenzamos la procesión: Delpo derrotando a un rival tras otro dentro de la cancha; y nosotros clavados detrás de los alambrados o en minúsculas tribunas, alentándolo como si fuéramos la Doce.

Tenía 16 años y monedas, Juan Martín. Pero su nombre ya sonaba. Era la nueva promesa junior del milagroso tenis argentino. Y, a decir verdad, ya lo habíamos visto jugar en México: unas semanas antes había llegado a la final de la Copa Casablanca (perdió en sets corridos con el zurdito hiphopero Donald Young).

Por aquellos tiempos, su saque no era ni por asomo tan poderoso como lo es ahora (inclusive, no arrastraba su pie derecho hacia adelante antes de pegarle, como lo hace hoy). Sus golpes eran menos punzantes. Pero tenía un hambre de triunfo gigantesca. Y un temperamento ganador que sorprendía para su corta edad.

Ahora, mientras lo veo deshacer como arcilla al japonés Kei Nishikori (otro que pasó por estas tierras mexicanas hace un par de años), pienso en ese fuego que desde siempre arde en Delpo, y que ahora lo empuja hacia la cima del tenis. Ese gesto de fiereza, esa sonora ambición de triunfo, ya la tenía en aquel enero de 2005, cuando se vino hasta aquí y ganó siete partidos en ocho días ante rivales experimentados, mañosos, laburadores y con más necesidades de cash que sueños de futuro.

Hoy De Potro es un tenista tan grande como sus casi dos metros. Su juego se ha desarrollado. Su físico también. Pero su ambición de campeón sigue siendo la misma que la de aquel pibe que con bronca recibió su reconocimiento como finalista del Future Berimbau. El serbio Darko Madjarovski, su vencedor, es hoy 430 del mundo. Juan Martín es 17, con pinta de top-ten.

Hay aspectos en el tenis que se pueden mejorar. Y también hay atributos que se traen desde la cuna, y que marcan la diferencia entre un gran jugador y un campeón.

¿Como terminaría entonces la historia que seguramente le contaré a mi hijo? Así: "Ese jugador es Juan Martín Del Potro. Y ahora es campeón de un torneo de Grand Slam. Pero cuando papá lo conoció, ese chico lo miraba a tu padre para que le cantara qué pelotas habían entrado, y cuales se habían ido. Así, con el dedito para abajo o para arriba, como hacés vos cuando jugás los sábados en el club".



ESPN Espanol


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